“El edificio más feo de Donostia San Sebastián”. Una ciudad de contrastes, marquesinas inteligentes
Sábado invernal en Donostia por la mañana, asalariados en las nuevas y mojadas marquesinas inteligentes de la Compañía del Tranvía de San Sebastián (CTSS) empresa de titularidad municipal, con anuncios de ricas birras doble malta, esperando al bus vacío mientras cientos de coches todoterreno conducidos por personas muy mayores llenos de adolescentes y niños van de un lado para otro de Donostia camino del campo de rugby o fútbol por rotondas desérticas junto a furgonetas de reparto de corporación estadounidense de comercio electrónico y servicios de computación, toca deporte extraescolar.
Llama la atención que dichas nuevas marquesinas inteligentes llenas de colillas -en todos los trabajos se fuma- estén SUFRAGADAS por Fondos Next Generation EU estatales de Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de la Unión Europea, tal como se indica en pegatina en una esquina. Muchos ciudadanos donostiarras piensan que esos Fondos Next Generation de Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de la Unión Europea en vez de haberlos invertidos en esas marquesinas inteligentes anunciando muchas cosas –las anteriores estaban bien– deberían de haberse usado en el Cuerpo de Bomberos de Donostia y atender las demandas que reivindican en Redes Sociales, en pancartas pegadas a sus vehículos contra incendios y en el mismo Parque de Bomberos junto a esa embrollada rotonda de Garbera.
Ciudad pequeña de aceras diminutas camino de escultura imponente como la del Peine del viento XV (Eduardo Chillida) acera que es la misma que había en 1976, cuando se realizó la obra magistral de nuestro escultor universal.
Hoteles de lujo en antiguas villas e iglesias, con aceras más pequeñas todavía, que sales y ya tienes la calzada en la misma puerta por donde pasan autobuses que no caben por los carriles.
Todo pequeño hecho en espacios diminutos para una ciudad cuyo turismo se está desbordando, esa estación de autobuses más propia de pueblo pequeño de allí arriba que de una ciudad como Donostia, da agobio ver cómo los chóferes de autobuses hacen el giro para abrirse en el ángulo recto de la entrada al Puente de Maria Cristina invadiendo el carril de los coches de turistas que van camino de los saturados parking del mismo centro, junto a La Concha.
Pensar que hace solamente 35 años, en 1989, existían las chimeneas de las fábricas que había al final de Matia Kalea, en El Antiguo. Y en el Camino de Comporta, que atravesaba en diagonal y te llevaba directo a Parque Nuevo Igeldo, ahora Tontorgoxo kalea, había un caserío con una taberna donde vivía un jubilado marinero cocinero que hacía una merluza frita de muchas estrellas gastronómicas. Esa Donostia que tanto se echa de menos, que llamaban “la tacita de plata”. Aquella villa Manolita. Aquel Etxe Maite de Lorea…
Ahora es como si de pronto se hiciera un Congreso o una Expo en un recinto muy grande y cada uno pusiera su Stands o Pabellón -tipo Expo 92- como le diera la gana, sin ningún miramiento por la ciudad y su entorno. Se debería de haber realizado tanto cambio con la supervisión de alguna empresa o comisariado experto en Urbanismo que hubiese diseñado tanto cambalache mejor: tanto edificio y teatro vaciado, tanta villa derribada, carril bici diminutos incluso en barrios nuevos, esa estación de tren de Alta Velocidad sin las vías sin soterrar que volverá a dividir la ciudad en dos, el comienzo de la obra de una facultad de ciencias gastronómicas, privada, en el único microscópico espacio verde que había en el gran barrio de Gros, mientras que en el edificio de Igara donde se encontraba aquella fábrica central lechera que ahora se utiliza para secar y limpiar los gabarrones de La Concha, se podría haber construido dicha facultad de ciencias gastronómicas allí, en Igara y no en Manteo.
A modo de ESQUELA perpetua, con foto, cada vez alguien da la exclusiva en Redes Sociales, en prensa tradicional o radio local de algún comercio que CIERRA, bar, heladería que cambia de manos.
La Bretxa en obras desde hace una eternidad…
Una emprendedora en Instagram casi llorando anunciaba el cierre de su empresa de comida preparada que junto con su compañero había montado en zona centro de la ciudad, y que nos dejaba compungidos al ver como ponían a la venta hasta la maquinaria que habían utilizado en su proyecto. Donostia es así, en diciembre se anunciaban con empresas nacionales y luego, dos meses después, ni esas empresas nacionales ni políticos locales que dicen ser especialistas en proyectos talentosos para la ciudad, ahora que cierran, no les echan un cable.
Anunciar el CIERRE de un bar restaurante en la Avda cotiza al alza, lo máximo en audiencia, le garantiza al medio tradicional que da la noticia muchísimas visitas y buen posicionamiento en el Buscador, si anuncias el próximo cierre por jubilación de una librería de barrio en Redes Sociales no llegas ni a reunión de Hoja parroquial, poca repercusión.
Una asociación para la conservación del patrimonio cultural, radicada en Donostia ha tenido la genial idea de convocar a sus seguidores en Redes Sociales para que elijan cual es a su parecer “El EDIFICIO más FEO de Donostia” y la lista es verdaderamente interminable.
El próximo podría ser de edificios FEOS derribados y cuyas parcelas han quedado sin construir, llenas de escombros y cascotes vigilados por vetustas y longevas cámaras de seguridad de cuando el periódico se hacía con linotipias y planchas de plomo, como es el caso de la parcela recalificada del Polígono de Igara – Ibaeta y que ilustramos con la foto realizada ayer 2 de Marzo de 2024.
Pero no nos quejemos tanto, que tenemos marquesinas inteligentes.
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- redaccion@gipuzkoadigital.com GipuzkoaDigital.com 3 Marzo 2024
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El edificio más feo de Donostia San Sebastián
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